Marxela Etchichury

Hace aproximadamente tres años que viajo a Madrid. Algunas veces, sólo hice de técnica en una obra y otras, fui a presentar una obra como directora. Acompañar a Lorenzo Mijares  a recibir un premio, o reunirme con la encargada de cultura de la Embajada de México. Ayer sábado fui a realizar entrevistas para mi nuevo proyecto como directora. Mujeres interesadas en participar de la maravillosa obra Nuestra Señora del Rostro Rasurado , de Juan Trigos. Es increíble lo que está generando esta obra. El entusiasmo llega a Málaga desde donde me escriben pidiendo que vaya con ese proyecto al sur. En Madrid me encontré con gente maravillosa que sigue nuestro trabajo y quiere participar desde adentro. Pasé un día en Madrid y me di cuenta de lo maravilloso que ha sido este tiempo de tantos viajes mensuales, de tanta persistencia. Pronto estaremos presentando la obra en Barcelona y Madrid y quién sabe dónde más.

Lamento mucho las muertes de Libia. Lamentablemente, la libertad se escribe con sangre muchas veces. Pero las generaciones futuras, estarán orgullosas de esa libertad. Me duele tanta muerte. Pero celebro que haya pueblos que luchen por lo que quieren.

" En donde se dejen " así solemos decir cuando nos preguntan a dónde actuamos. Anoche fue en una casa okupa. La experiencia fue fabulosa. Se dejaron. Nosotros también nos dejamos la piel. Fue una función maravillosa en la que disfruté de mis compañeros de reparto y de mi actuación. Amo actuar. Es la mejor experiencia que puedo tener. El Hombre-reloj es una de mis preferidas. Comencé en ella haciendo la Madre Bulto y siempre digo que con ese personaje me sentí actriz por primera vez. Ahora hago de Catalina y también estoy encantada. Anoche fue maravilloso y sigue mostrando que la hemoficción es tan universal como mexicana. Pueden disfrutarla  argentinos, ingleses, catalanes, italianos, gitanos. Puede presentarse en El Palacio de Bellas artes, en una plaza, en una casa okupa o en el Teatro Llantiol. La hemoficción es para todos. Eso fue lo que entendieron este publico maravilloso de anoche. Sólo hay que relajarse y gozar.

Anoche fui a ver Magnificat. Una obra en el Espai Brossa. Artaud ya decía a comienzos del siglo pasado que la llama del teatro en Europa se había extinguido. Y por eso de que donde hubo fuego cenizas quedan... aún sigo yendo al teatro  a buscar quemarme. Creo que si me hubiese quedado en casa viendo capítulos repetidos de Buenafuente, hubiese sido más interesante la propuesta. Me aburrí. Me aburrí tanto que estuve a punto de levantarme e irme. Los actores salvaban un poco la obra por su simpatía, pero nada de dejarse la piel en el escenario. Textos religiosos que no te conectaban con la fe. Chistes un poco tontos, un poco de estos que dan vergüenza ajena. Pero la gente se reía y aplaudió entusiasmada. Supongo que porque la mayoría de ellos nunca se ha planteado realmente qué es lo que buscan en el teatro o en una novela. Miles de personas leen Perez Reverte y dicen estar encantados. Tal vez, porque no conocen qué se puede encontrar en Crimen y Castigo. O en la Leyenda de Do Juan Ma

Video: Pintura de Laura Sveva y Teatro de Hemoficción en Espacio Niram