más y más ajuste

 Las noticias llegan, distribuyen el malestar y dejan el espacio para las nuevas malas noticias.

Habrá despidos, hambre, hiperinflación, posiblemente hagan algún descalabro bancario...

los 70, los 90, el 2001, y ahora a 22 años de haber asesinado a más de 30 personas en plaza de mayo, vuelven gente como Patricia Bullrich, Roque Fernadez... el peronismo cordobés traiciona a sus votantes progresistas que lo acompañaron el las dos últimas elecciones y así... sumamos registros imposibles de maldad política y pronósticos de hambre.

Por otro lado, el peronismo progresista que se supone estuvo gobernando hasta el 18 de noviembre... no parece reflexionar demasiado sobre las responsabilidades inmediatas del triunfo de la Livertad avanza.

Todo ese cambio que votó la gente fue una especie de quimera absurda repleta de mentiras y falsos trascendidos.

Queda la unica instancia. la que queda siempre.

Salir a la calle. Gritar bien fuerte y enfrentar todos los palos que nos querrán tirar. 

Que su malestar se redistribuya entre ellos. 


 



ganó lo peor: 1er día hábil post electoral

 Quizás el perosinimoderechoso de Massa sería otra agonia innecesaria.

de todas formas, esa no es la discusión.

ahora llegan hasta los nombres que nos hacen recordar a los 90. esa época en la que la clase media vivió despitada mirando sus tarjetas de crédito recién estrenadas mientras las villas miserias crecían y hacían raíces profundas en estas tierras.

nos encaminamos a una época en que vendrán a querer sacarnos todo. 

sigo creyendo en la reacción de este pueblo que tiró dictaduras, gobiernos neolibareles y hechó coronas. Ojalá el peronismo no vuelva como salvador a reorganizarle el país a la derecha. que es más o menos lo que siempre han hecho.


Ahora Milei dice que tiene que solucionar el kilombo que hicieron los mismos que trae para que solucienen los problemas que ellos mismos hicieron!!...la danza de neoliberales baila sobre los restos de basura que vienen dejando desde las dictadura cilvicomilitar. 

hay que estar preparade. Las zapatillas con cordones fuertes. y el alma roja, siempre roja.-







Su Cara Angelical. un cuento


Ella era una niña cuando se metía a escondidas entre las rodillas de los generales y coroneles. 

Bajo la mesa, sus cuclillas infantiles le permitían escuchar charlas sobre las decisiones que se tomaban. 

El tacto de la tela de esos pantalones color verde, esa aspereza prolija, esa sensación le duró toda su existencia.

Ella creció escuchando aquellas charlas llenas de política. De grandes afirmaciones. De fuertes discursos por la patria.

Su vestido todavía de tul y seda, su cara angelical, todo en ella era la de una niñez impecable. Aun así tenía permiso para hacer travesuras: ella podía esconderse jugando a no ser  vista y escuchar conversaciones de señores grandes que querían gobernar el país en donde ella crecía. 

Desde el escritorio, su padre la miraba esperanzado. En ella,  con su angelical mirada para hacer travesuras veía un triunfo absoluto.

A ellos le tocaba la difícil tarea de ir con toda la violencia y la muerte para hacer de este, un país serio. Un país insertado en el mundo. 

Si su plan no daba resultado, él veía en ella la generación de recambio: ella, con su mirada angelical, podría dominar un país. 

Fueron varios años de hacer desmadres y llenar las arcas de dinero y propiedades. 

Abrieron las venas de un país para vaciarlo…

Pero todo fue cambiando. Una revulsión en las calles llegaba hasta el salón comedor donde cenaban como una apacible familia burguesa. Sólo que desde sus paredes sí colgaban rostros de sangre y dolor cual piezas de cacería.

Todo se fue poniendo horrible. 

El mismo pueblo que había vitoreado a su padre, ahora querían sacarlo del poder y que vinieran otros.

Parecían no haber entendido que para que un país sea grande, alguien tiene que cagarse de hambre. Y este pueblo desgraciado no estaba dispuesto al sacrificio.

No habían entendido los grandes beneficios de una economía financiera. No querían pasar la prueba necesaria de miseria para conquistar ese lugar privilegiado en el mundo en el que las empresas del país y sus dueños podrían acceder a todo tipo de lujos y beneficios alrededor del mundo.

Desde niña su padre le inculcó el desprecio merecido a un pueblo desagradecido y mugriento.

Tan así era este país que a pesar de todos sus esfuerzos, la sangre derramada, las horas de tortura y dolor. A pesar de todas las ratas en las vaginas de las mujeres, a pesar de estar silenciados, controlados, exiliados, desaparecidos o muertos, este pueblo de mierda destruía todo a su paso. 

Eligieron la democracia. Esos negros preferían votar negros.

Se encerraron en la oficina. 

Ella seguía siendo angelical y oscura. No sería en vano todas aquellas traviesas presencias bajo el escritorio escuchando las conversaciones.  

Cuántas veces ella había escuchado durante horas las anécdotas de torturas y había ido a cenar tan tranquila…y más tarde él había pasado por la puerta de su habitación y la había visto dormir reposada. 

Corina Uriarte.  era perfecta

Podría conseguir todo otra vez. 

Me senté en mi sillón con las piernas abiertas.  Acaricié mis rodillas. Vestía con mi uniforme de gala. El mismo que me había puesto para acribillar al zurdo ese. 

Ella se arrodilló frente a mi. 

Tomé mi cámara y le pedí que sonriera. 

Tomé una sola foto. 

La que se usaría en el cartel de campaña.

Con los años ella sabría aprovechar la democracia. 

Sacaron a mi padre de la casa de Gobierno custodiado por otros militares valientes. Salieron en helicóptero hacia la siguiente dictadura en el mapa.

Y después todo fue caótico.

Durante décadas ofendieron a mi padre. lo extraditaron, lo encarcelaron, lo acusaron de criminal. Los amigos empezaron a alejarse, los negocios los hacían otros.

Adrian había decidido abandonar los domingos en el club de campo para ir a comer una asado con su familia subversiva. la que él ahora le decía  su verdadera familia.

De pronto parecía que todo estaba oscuro y final. 

yo viví esos años visitando a mi padre cada semana. 

llevaba los diarios y los leíamos y comentábamos. A veces también venían amigos. 

Con el tiempo todo eso se convirtió en un órgano del nuevo partido que yo misma había fundado.

Por supuesto que siempre tenía reuniones privadas con mi padre. la última palabra siempre la tenía él. 

Pude hacer alianzas con sectores de la política un poco más liberales que nosotros, pero en lo importante estábamos de acuerdo. Todos queríamos al mismo ministro de economía. 

Yo misma me dedicaría a las fuerzas armadas y podía dejar algunos temas en manos de los liberales. Todo, menos la secretaria de la Mujer y salud reproductiva. 

Él envejecía. Yo me volvía un cuadro político de la democracia.

Había generado una estructura sólida de alianzas de sectores de derecha, centro derecha, fascistas, sionistas, y todo aquel que apoyara la designación del ministro de economía. 

El partido consiguió un actor desconocido  (Rodolfo Cárcano) dispuesto a actuar de presidente. además del dinero, quería que su personaje de presidente tuviese un lado promiscuo. Tema que discutí con mi padre hasta el cansancio. Pero él siempre tenía la ultima palabra. La fórmula Carcano-Uriarte se presentó.

Mi padre muy mayor ya en esos momentos, me avisó que había dejado preparada la foto de aquella última tarde en casa.

Esa foto en la que ella salía angelical. 

Corrí hasta la casa en donde el escritorio de papá aguardaba intacto su regreso, cuando esta democracia de negros le devolviero la libertad.

Entró como una niña, siempre traviesa a hurgar entre los cajones de su padre. 

Encontró la foto.

Salía angelical y perfecta. 

Esa imagen se usó en toda la campaña- Las ciudades de todo el país tenían pegadas en sus calles la cara de Corina Uriarte.

La misma foto se usó en las boletas para el cuarto oscuro. 

Todos los militantes de base de todos las partidos que se habían sumado a esta alianza de la democracia y la libertad, tenían remeras con la cara angelical de su candidata a vicepresidenta.

Nadie sabe qué pasó ese triste domingo de elecciones, pero mi padre murió a la madrugada. LLoré hasta el amanecer de ese domingo espantoso de elecciones. 

Salí del hospital. Una nube de reporteros me esperaba en la vereda.

me preguntaban sobre los carteles y las boletas que ya habían sido vistas en todas las escuelas del país.

No entendía nada. Me gritaban. Me preguntaban y yo no entendía qué pasaba.

en medio de todo eso, un periodista se movió y se hizo un claro. pude ver en la vereda del frente uno de mis carteles de campaña. sólo que el cartel no tenía mi rostro.

Tenía el rostro de mi padre que ya empezaba a descomponerse.