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Mostrando entradas de abril, 2019

#InsuficienciaPropia

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Estrené mi primer monologo escrito y dirigido por mi. También lo actué. Digamos, que fue una de esas cosas Juan Palomo; yo me lo guiso, yo me lo como. Pero, en realidad lo guisé y mi mayor anhelo era compartirlo. Compartirlo con todas las personas que quisieran. Esto es básicamente el nutriente del trabajo de artista según lo que yo siento que es ser artista. Básicamente es querer compartir con muchos lo que se hizo sola. Lo que salió de las entrañas de la soledad y la contemplación del mundo. Suena fuerte, pero es así. hay una sensación de soledad instalada, una carencia de estar más cerca de todo el mundo, de la humanidad. de cada ser humano fabuloso. Y ahí es cuando en ese momento de soledad y carencia, se crea, se nutre la vivencia. Y después como si fuese la ultima noticia, quiero salir a compartirlo. Quiero que todo el mundo lo vea y pueda disfrutar de eso que escribí o ensayé o dirigí cuando extrañaba al mundo más cerca de mi. Un día, escribí #InsuficienciaPropia. No fue f

Próxima función!! en Mendiolaza

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Donde NO almorzar

Hoy fui a comer al restaurante El Solar de Tejeda. En 27 de abril. Fui porque es un lugar bonito en pleno centro. Era tarde y me ofrecieron empanadas de vigilia. Costaban 10 pesos más que las criollas pero pensé que era una buena opción. Después de mucha espera, habiendo pedido dos empanadas de diferentes rellenos, me dicen que solo había de un relleno. Bueno, eso no es un problema. Pero al traerme las empanadas, veo dos tristes empanadas de masa común. Pequeñas. Secas. Una miseria de comida. Junto con una bebida pague 155 pesos por un almuerzo triste mientras escuchaba la dueña del lugar maltratar a los mozos. Me queje con el encargado/dueño y no tuvo respuesta, solo decirme que así servían las empanadas de vigilia. Así son muchos dueños de restaurantes, miserables para dar de comer y para pagar sueldos.

Monólogos

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Una historia Horrible (cuento)

Una Historia Horrible. Esta es la historia horrible de una mujer horrible. Una asquerosa comercianta que un día se dio cuenta de que tenía un negocio fabuloso en puerta. Fabuloso para ella, para su codicia. Horrible y espantoso como suelen ser todos los negocios en donde se venden cosas que otro necesita. Pero había algo más horrible todavía. Todo era una gran estafa. Ya les dije que era una historia horrible sobre una mujer horrible que era una asquerosa comercianta. Esta mujer se dio cuenta de lo que podía vender un día en que estaba sentada en una plaza y una muchacha se sentó junto a ella. La muchacha estaba muy triste. Al permanecer un tiempo sentada, y con la posibilidad de reflexionar en ese mar inmenso que son los recuerdos, se puso a llorar. La asquerosa mujer sintió una espantosa curiosidad. Quería saber por qué lloraba esta muchacha. La asquerosa mujer, además de una horrible comercianta, era una chismosa impresentable. Disimuló su curiosidad para que la much