Encontré algunas libertades

otras tuve que provocarlas.



Algunas han sido conseguidas: 

un placer cerca, un mundo adentro.


Pero falta espacio para más mundos

y sobran cosas que taponan las superficies de palomas sueltas al sol.


Tengo que sacarme el grito del género,

el hombre al que seduzco,

el que me hace esperarlo;

me enseña,

me explica.

Ese hombre idiota que cree saber más que yo.



el que me mira linda, bella, hermosa, guapa. (así con ese tono de desenfreno absurdo jajajaj)

Ese que espera que yo tenga el cabello como a él le gusta,

la falda que a él le excita,

...los ojos que miran su mundo.


Por suerte, hace años, me saqué al hombre que me crió,

el que me quería si yo era niña para siempre, católica asquerosa.


Me saqué también al que competía conmigo, 

el de las bromas sucias,

el de la envidia controlada.


Me saqué al desparejo,

al carcelero, al aburrido.

Me saqué al inteligente!!!al que sabía más que yo.


Nací sin el que me mantenga, pero me toco ser criada por el golpeador.

Muchos hombres han vivido y viven en mi cuerpo, mis manos, mi sexo,

mi cabeza, emociones. sentimientos.

De a poco los saco, de a poco los hecho.


Me gusta la distancia del amor,

el regocijo del placer,

el encuentro de los mundos.


Pero desde hace algunas noches,

en esta especie de encierro deliberado,

en un encuentro con las estrellas,

supe que vivían demasiados hombres dentro mío.


Quiero sacármelos. 

Resulta imprescindible echarlos 

para hacer más espacio para las ramas y hojas y frutos 

del árbol del que crece mi humanidad.


Hay mujeres que nunca fui, quizá, no tenía los hombres necesarios

para ser esas mujeres que nunca quise ser.


Por eso, en este tiempo, en estas noches en las que colapsan las duermevelas,

me doy cuenta lo imprescindible que es sacarme a esos hombres de mi cabeza.

No tienen nombre, ni edad, ni rostro.

pero crecen como hongos

y hay que sacarlos de allí en donde crecen


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