El método de la Acción Pura. El método de la Hemoficción

Se trata de una especie de partitura que tiene cinco conceptos básicos que son dados al actor: gesto, acción, tono, ritmo e intención. Desde estas cinco pautas el actor podrá, a través de la repetición acceder a los estados de conciencia propios de la Hemoficción. Podrá acceder, a través de utilizar su cuerpo como instrumento, a las emociones de los personajes: el actor no necesita de sus vivencias personales para invocar ciertos estados anímicos; llegará a ciertos estados anímicos si de manera obstinada respeta las cinco pautas básicas de su personaje siempre apoyadas en el texto dramático. Que hable con el tono y el ritmo de su personaje. Que se mueva y gesticule como su personaje y que cuando utilice las intenciones, sean las del personaje. Tal vez, esta última sea la más difícil de concretar, pero ayudarán tanto las cuatro restantes como el trabajo humano que se crea entre el director y el actor.
A estas cinco nociones llega el director especializado en la obra de Juan Trigos S. a través de la intuición, como única herramienta.
El director de Hemoficción trabaja obstinadamente en no preguntarse, en no explicarse, dejando de lado todo razonamiento, toda especulación. Sólo cuando se entrega a la obra de manera intuitiva y respetuosa del texto dramático, el director consigue dejar fluir los personajes tal y como son, porque entendemos que esos personajes, no los creamos los directores ni los actores de Hemoficción. Esos personajes viven, existen, habitan en los textos dramáticos; como directora les escucho.


Así es que el actor de Hemoficción accede de manera guiada y segura a la interpretación de su personaje, en la acción pura. Mientras más me alejo de las razones, más cerca me coloco del personaje.

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