Gran estreno

El estreno de El Ojo de Edipo coincidió con la muerte de mi padre. El mismo día, por la mañana estaba en el velorio, y por la noche en Casa Grote.
Agradezco mucho a toda la gente que ese día me abrazó. Tanto en el velorio, como en el teatro.
Al día siguiente en El Vecindario, también mucha gente me saludó y me abrazó.

EL estreno en Casa Grote y la función de temporada en El Vecindario, fueron un éxito. Se llenó de gente. De un día para el otro,  vinieron espectadores por recomendación a ver esta gran obra.

Siempre hablo  del Ojo de Edipo digo que tiene que ver con una gran pregunta: Qué actitud vas a tomar frente a los hechos importantes de tu vida?

Esa gran cuestión tuve que responder el día de la muerte de mi papá todo el tiempo.
Quienes me conocen saben de la dura relación que tuve con mi padre. Y también saben de lo mucho que amo lo que hago. Irónicamente lo mejor que me dejó mi viejo fue el tezón ligado a la vocación y el trabajo. Se lo agradezco. Se lo agradezco mucho.

Decidí no cambiar ninguna de mis actividades en relación con el estreno.
Gracias a la cálida compañía de Casa Grote y el Vecindario pude celebrar de manera sensible el estreno de mi obra y poder estar conectada con la profunda tristeza que se presentó desde el día que supe que mi padre tenía un cáncer terminal.

Estoy muy agradecida a Lorenzo Mijares por todo lo que hizo por mí en estos años y a Juan Trigos. Ellos dos, hicieron que estos días tan difíciles fuesen vividos con sinceridad.
Pude sentir un gran alivio con la muerte de mi padre, y un gran dolor.

Agradezco muchísimo a los actores: Mariela Gallino, Ariel Astrada, Mariano Cervantes, Lorenzo Mijares y Angéla Tejedor.  Su trabajo y su pasión, hicieron del estreno un gran evento. Las funciones se llenaron de público. Vino mucha gente, gente sensible y atenta a todo lo que pasaba arriba del escenario.

Desde aca, le mando un abrazo a mi viejo. Espero de todo carazón que encuentre esa paz que tanto le costó tener en vida. El día del velorio, se presentó el primer tumor que enfermó a mi padre. Caminaba, tenía puesto un abrigo de color bordeaux, y de niña, inocentemente, le decía "Abuela".




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